Área médica del Centro Médico de Asturias en Oviedo
¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas?

¿Qué es el síndrome de las piernas inquietas?

Neurología
8 septiembre, 2023

La enfermedad de Willis-Ekbom, más conocida como síndrome de las piernas inquietas (SPI), es un trastorno neurológico que afecta a la calidad de vida de quien lo padece, debido a la irresistible necesidad de levantarse y mover las piernas para aliviar las molestias que produce. Ya en 1672 Thomas Willis habló de sus síntomas, pero no fue hasta 1945 cuando el neurólogo sueco Karl Ekbom la califcó de enfermedad. A pesar de que no se trata, por tanto, de una enfermedad recién descubierta, aún son muchos los pacientes que tardan en tener un diagnóstico correcto, siendo con frecuencia tratados erróneamente de insomnio.


El SPI se caracteriza, como su propio nombre indica, por una necesidad imperiosa de mover las piernas, debido a sensaciones molestas y desagradables (hormigueo, escozor, pinchazos, calor), que suelen aparecer durante estados de reposo o inactividad, como al permanecer sentado o acostado y, principalmente, a última hora de la tarde o por la noche. Cuando estas sensaciones se producen aparece una necesidad incontrolable de frotarse las piernas, moverlas, levantarse y caminar, con el fn de aliviar las molestias. Aunque lo más habitual es que afecte a las piernas, hay personas que experimentan síntomas en otras partes del cuerpo como los brazos, el tronco o el cuello.


Cuando los síntomas aparecen por la noche ocasionan difcultad para conciliar y mantener el sueño, produciendo cansancio durante el día y problemas de concentración. Las personas que presentan síntomas también durante el día es posible que tengan difcultades para permanecer quietas durante largos períodos de tiempo, por ejemplo, en viajes largos en coche, en el cine, en vuelos o en reuniones prolongadas de trabajo.

Las molestias pueden aparecer a diario, pero hay pacientes que solo las experimentan ocasionalmente o varias veces por semana. Afecta a aproximadamente un 3-10% de la población, tanto a hombres como a mujeres y a cualquier edad (incluso a niños), si bien es más frecuente en mujeres y ancianos.

En el cincuenta por ciento de los casos existe predisposición genética, con antecedentes familiares de la enfermedad. Las causas no están claras, aunque se sabe que hay un trastorno en el sistema dopaminérgico. La dopamina es una sustancia del sistema nervioso
encargada de la regulación del movimiento y depende de los niveles de hierro para su correcto funcionamiento. Por eso algunos casos de SPI están relacionados con défcit de hierro en la sangre, como el embarazo, la anemia ferropénica o la insufciencia renal. En la enfermedad de Parkinson también es frecuente que aparezcan síntomas de SPI, incluso años antes del diagnóstico de la enfermedad.

Otros factores que pueden infuir en el desarrollo del SPI son el exceso de café, alcohol, algunos antidepresivos y el estrés. El diagnóstico se establece en base a los síntomas y la exploración y en algunos casos se realizan análisis u otros estudios complementarios para descartar determinadas enfermedades que podrían confundirse con un SPI. Muchos pacientes están incorrectamente diagnosticados, achacando sus síntomas a estrés, problemas de circulación, enfermedades reumáticas... o son tratados de insomnio, por lo que es importante una adecuada valoración por parte del neurólogo, quien iniciará el tratamiento más apropiado en función de las características del paciente. En casos leves puede ser sufciente con la introducción de cambios en el estilo d  vida, mientras que en casos más intensos o frecuentes
suele ser necesario tratamiento farmacológico.

Se trata de una enfermedad a menudo crónica para la que no hay un tratamiento curativo, pero en la que con un diagnóstico correcto y un tratamiento apropiado la calidad de vida del paciente puede mejorar considerablemente.

Firmado: Raquel García, neuróloga del Centro Médico de Asturias

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