Las rodillas son fundamentales para movernos cada día, es por ello que cuando se dañan el dolor se vuelve omnipresente y, en ocasiones, puede ser un verdadero quebradero de cabeza. Una pregunta frecuente en estas ocasiones es qué está causando este dolor y cuándo es prudente acudir al médico para consultarlo
Las rodillas son dos de las articulaciones más grandes y complejas del cuerpo. Durante todo el día las sometemos a un gran esfuerzo, dado que están involucradas en muchos de nuestros movimientos cotidianos, tanto cuando caminamos como cuando nos paramos o sentamos. El ochenta por ciento de las personas que sufren dolor tienen dolor de rodilla. Cuando le duelan no podrá practicar deporte e incluso es probable que tenga dificultades para realizar acciones tan simples como caminar, agacharse o bajar escaleras.
Aunque este dolor puede afectar a personas de cualquier edad, las rodillas doloridas son más comunes a medida que envejecemos, debido al uso y al desgaste a los que se someten con el paso de los años. Sin embargo, no solo la edad es un factor a tener en cuenta. Atletas, corredores y deportistas profesionales son particularmente propensos a sufrir lesiones de rodilla.
¿Qué es?
Entendemos por dolor de rodilla aquellos síntomas y signos que incluyen:
A menudo, estos síntomas se pueden aliviar de forma segura en casa o sin falta de acudir al especialista. El paso del tiempo, el reposo y la aplicación de medidas antiinflamatorias locales suelen ser efectivos. Sin embargo, si el dolor en
la rodilla no cede, debe consultar a su médico.
¿Cómo se produce?
La articulación de la rodilla está formada por el fémur en su parte superior y por la tibia y el peroné en su parte inferior. El interior de la articulación está recubierto por una zona denominada cartílago que es lubricada por un líquido (líquido sinovial) procedente de unas bolsas cercanas denominadas bursas. El cartílago protege al hueso de su desgaste con el roce. En el interior de la articulación existen dos estructuras llamadas meniscos que actúan como almohadillas, amortiguando las presiones que se producen al caminar, correr o saltar. Los huesos de la rodilla están unidos entre sí por ligamentos, tendones y músculos que ayudan a estabilizar la articulación.
La mayoría de los problemas que afectan a la rodilla proceden del daño de alguna de estas estructuras.
Dolor agudo
Suele ser debido a un golpe directo sobre la rodilla o a una lesión, generalmente practicando deporte o durante el trabajo, como consecuencia de un giro brusco, una caída o una postura que fuerce la rodilla. El dolor puede acompañarse de un hematoma (moratón) o de hinchazón de la rodilla, en ocasiones como resultado de un derrame de líquido en su interior.
Dolor crónico
Generalmente se produce por sobrecarga de la articulación o movimientos repetitivos a los que la rodilla no está acostumbrada; si estas acciones se mantienen en el tiempo pueden desembocar en tendinitis o lesiones degenerativas del cartílago articular.
Finalmente, si convive más de lo deseado con dolor de rodilla, debe evitar permanecer mucho tiempo caminando o de pie. Es más conveniente dar varios paseos cortos que uno largo. Cuando aparece dolor se debe tomar un descanso hasta que las molestias se atenúen. Mantener reposo y adecuar la actividad a sus molestias es fundamental. Es conveniente establecer rutinas y una buena higiene postural que eviten que las molestias continúen y ayuden a reducir el dolor y prevenir lesiones futuras.
Firmado: Luis Riera Álvarez, traumatólogo del Centro Médico de Asturias