La Organización Mundial de la Salud, el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, así como los organismos sanitarios expertos en lactancia a nivel mundial, recomiendan la lactancia materna, expresando que es la manera normal y natural de alimentación y debe ser el método de elección para alimentar a todos los bebés de manera exclusiva durante los seis primeros meses de vida.
A partir de los seis meses se complementará con una introducción paulatina de los alimentos durante el período de alimentación complementaria, manteniendo la lactancia durante un mínimo de dos años. A pesar de que la leche materna es el único alimento del niño en esta etapa, cubre todas la necesidades de energía y nutrientes que necesita el bebé para un óptimo crecimiento y desarrollo, adaptándose a este en cada momento. Para que así sea, la lactancia materna debe ser exclusiva y a demanda. Por eso, te contamos en este post de blog todo lo que debes saber sobre cómo alimentarse en periodo de lactancia.
La dieta para la madre lactante debe basarse en una alimentación equilibrada y variada. Los requerimientos energéticos están aumentados, por lo que se necesita un aumento calórico muy similar al del último trimestre de embarazo. Solo en casos de desnutrición severa se puede ver dificultada la producción y la calidad de la leche materna.
El patrón alimentario para las mujeres gestantes y lactantes se debe centrar en potenciar el consumo de frutas, verduras y lácteos (evitar la leche no pasteurizada y los quesos frescos elaborados con leche cruda), así como cereales integrales, y en disminuir el consumo de bollería industrial y alimentos procesados y, también, en corregir los errores detectados en la población general.
Debemos saber que algunos alimentos pueden producir cambios inocuos en el sabor de la leche materna, pudiendo producir un rechazo por parte del lactante como, por ejemplo, espárragos, alcachofas, cebollas, rábanos y puerros, debido a que contienen sustancias aromáticas. Aun así, no tienen por qué sentir rechazo hacia estos cambios, si la madre ya consumiera este tipo de alimentos durante el embarazo.
También hay que tener en cuenta que hay varias sustancias nocivas que se pueden excretar a través de la leche materna, con lo cual se tendrá que limitar o evitar su consumo como es la cafeína, siendo recomendable no superar los trescientos miligramos al día, ya que una ingesta mayor puede provocar estado de nerviosismo e irritabilidad en el niño. Además, se debe evitar el consumo de alcohol, tabaco y la automedicación.
Durante la lactación suele verse incrementada la sensación de sed, con lo que es muy probable que también se aumente la ingesta de líquidos. Es importante saber que ni un mayor consumo de líquidos ni un consumo concreto de ciertos alimentos harán que la producción de leche aumente. Lo importante es seguir una alimentación equilibrada, ya que la buena salud de la madre repercutirá en el bienestar del lactante.
Para mantener una buena hidratación la madre puede alternar el consumo de agua con infusiones, caldos y zumos naturales, intentando ingerir entre dos o tres litros de líquido al día. También es importante el consumo de frutas y verduras por su alto contenido en agua, vitaminas, minerales y fibra.
Una alimentación adecuada garantiza la cobertura de los requerimientos nutricionales en esta etapa sin la necesidad de suplementación de ningún complemento alimenticio. Sin embargo, es habitual el uso de suplementos como la levadura de cerveza o de polen, ya que se cree que ayudan a aumentar la secreción láctea, dato incierto ya que la hidratación y la alimentación no juegan un papel importante en la cantidad de leche producida, esta dependerá directamente de la deman- da de leche del niño.
Los suplementos que se suelen recomendar son ricos en vitaminas del grupo B: magnesio, calcio, hierro, zinc y selenio, y pueden ayudar a mantener sus niveles adecuados.
En muchos casos durante los primeros meses de lactancia se suele recuperar el peso previo al embarazo, pero no tiene por qué ser así en todas las mujeres. De hecho, hay muchas madres que aumentan de peso debido a la falta de descanso, ausencia de ejercicio físico, mayor cantidad de apetito y/o desorden en las comidas. Cada individuo es diferente y reacciona de forma distinta.
Sin embargo, el organismo de la mujer está preparado para adelgazar durante la lactación sin poner en riesgo la misma, ya que durante el embarazo se crean reservas de grasa para ser utilizadas durante este período, motivo por el que nunca se debe realizar una dieta restrictiva. Esta debe ser equilibrada y se deben tener en cuenta las necesidades energéticas de la madre.
En definitiva, es conveniente acudir a un profesional de la nutrición para recibir un asesoramiento personalizado para la realización de un plan alimentario que ayude a alcanzar los objetivos de la manera más adecuada, con un correcto seguimiento de los hábitos alimentarios y de control de peso más recomendables para esta etapa.
Si necesitas más información sobre nutrición, no dudes en ponerte en contacto con los mejores especialistas en el Centro Médico de Asturias.
Firmado: Laura Monje Pardo, doctora en Nutrición Clínica y Dietética del Centro Médico de Asturias.
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