El consumo de bebidas energéticas (BE) se ha incrementado en los últimos años, particularmente entre la población infantil y adolescente, provocando un cambio de hábitos alimentarios.
Se ha referido que estas bebidas elevan el estado de alerta y la resistencia física, debido al efecto euforizante de la cafeína que contienen, el contenido de azúcares, además de otras sustancias estimulantes (xantinas, azúcares, taurina), con posibles efectos sinérgicos, pero nutricional es prácticamente nulo.
Es frecuente que se consuman para practicar deporte con la finalidad de incrementar la capacidad física. Así mismo es bastante común asociar las BE al consumo de alcohol.
Según un estudio de la European Food Safety Authority (EFSA) que por primera vez recopila datos sobre el consumo de BE a nivel europeo en grupos específicos de población incluyendo niños y adolescentes, el grupo de edad más propenso a consumir BE es el de los adolescentes (68%), de los cuáles el 12% presentan consumo “crónico alto”, con un consumo medio de 7 litros al mes, y el 12% consumo “agudo alto”. En los niños (3-10 años) el 18% , casi uno de cada cinco, consumen este tipo de bebidas.
Los datos más recientes de ESTUDES (Encuesta sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias en España) confirman que "tenemos un problema de salud pública".
Una lata de 250 mililitros de la marca líder del sector contiene 80 miligramos de cafeína. Las recomendaciones de la EFSA sobre la ingesta segura de cafeína nos indican que la cantidad máxima no debería superar los 3 miligramos por kilo de peso de una persona. Es decir, 150 miligramos para un adolescente de 50 kilos. Poniendo un ejemplo, cada de 500 mililitros ya contiene 160 miligramos y supera esa cantidad. En relación con la cantidad de azúcares, las BE suelen aportar entre 27,5 y 60 gramos por cada 250 mililitros y 500 mililitros, respectivamente, siendo el equivalente a 11-12 cucharaditas de azúcar, o a unas 220-240 kilocalorías, por cada envase de 500 mililitros. En este sentido, la mayoría de las marcas ya comercializa opciones light, zero o sin para reducir estas cantidades de azúcar y sustituirlas por edulcorantes.
Además, el consumo combinado con alcohol asciende al 53% en los adolescentes, similar al grupo de adultos (56%); además, el consumo asociado a actividades deportivas es del 41% en adolescentes y 52% en adultos.
En cuanto a los efectos adversos, numerosos estudios asocian el consumo de BE con efectos negativos para la salud física y mental. Están descritos riesgos cardiovasculares asociados al consumo de estas bebidas, episodios de fibrilación auricular, arritmias e hipertensión arterial entre otros, en edades precoces, y procesos de empeoramiento de cuadros clínicos con una patología de base relacionado con el consumo de BE así como problemas neurológicos, psicológicos o alteraciones del comportamiento y del sueño.
La legislación europea y mundial no atiende a una normativa similar y concretamente en España no tenemos “mención legal” , sólo se hace referencia a la limitación del contenido en cafeína; el etiquetado no proporciona una completa información al consumidor y las empresas productoras de este grupo de BE asocian su consumo a potentes campañas publicitarias y de marketing asociados a deportes de alto riesgo.
Por ello, como profesional de la Nutrición, considero necesario exigir la conveniencia de una regulación sobre estas bebidas que restrinja el contenido máximo de cafeína, azúcares y sustancias estimulantes, así como un mayor control de la publicidad dirigida a la población infantil y adolescente, así como la prohibición de su venta a menores.
Galicia será la primera región española en prohibir la compra de bebidas energéticas en España a partir del próximo año 2024. En particular, el Gobierno gallego está preparando un nuevo proyecto de ley de lucha contra las drogodependencias. La nueva prohibición que entra en vigor se aplicará a los menores de edad en España y se equipara con la ley que prohíbe el consumo y la venta de alcohol a menores de 18 años.
Por todo lo anterior...
Por la doctora Laura Monje, Dietista Nutricionista clínico del servicio de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Centro Médico de Asturias